Crónica concierto Witherfall y Atreides

Pocas bandas en el panorama actual me han alucinado tanto Witherfall. Pocas han tocado mi corazón de tal forma que me hayan hecho tomar la decisión de viajar expresamente para ir a verlas y con los estadounidenses ha sido así. Con cuatro obras de arte en forma de discos y un EP -que es una joya de coleccionismo- en su catálogo musical, desde aquí siempre tuve la extraña sensación de que no podrían acercarse a España, pero nada más lejos de la realidad. Vinieron y allí estuve, dieron su primer concierto oficial en Madrid, y tuve la enorme fortuna y el inmenso placer de ser uno de los poco más de 50 espectadores que tuvimos el privilegio de asistir.

Arrancaba el día en Barcelona, subiendo a un Ave dirección Madrid para encontrarme con dos grandes amigos, Javier y Pepe con los cuales disfrutaríamos de ese privilegiado día. Comida por el centro de Madrid, paseo por la capital para ver tiendas de discos y a media tarde inicio del viaje a la sala Revi Live, que la verdad esta retirada del centro y con un transporte público que funciona bastante bien pero largo fue el camino tuvimos que recorrer.

Llegamos a la sala a la hora de apertura de puertas y, al entrar, ¡pum!, tuvimos la grata sorpresa de ver que tanto Jake Dreyer como Joseph Michael estaban en el stand del merch hablando con la poca gente que estaba por allí, así que Javier que domina más ingles estuvo charlando con ellos un poco, hasta que se fueron a preparar para el concierto.

También había un chico con el pelo azul en el merch, que pensé que pertenecía al staff de la otra banda Atreides pero luego resultó ser el cantante, pero ahora llegaremos a eso.

Cervecita de rigor y con puntualidad británica, Atreides apareció en escena. Con un enorme hándicap que era abrir un concierto delante de poco más de 20 personas.

Más de una vez he dicho que me encanta ir a conciertos a descubrir bandas, y aquí tengo que decir que, enorme descubrimiento estos Atreides. Bandaza que practican una especie de power metal, pero con pinceladas más modernas y contemporáneas, desde mi punto de vista, algún gutural por aquí, algún agudo imposible por allá y, para mí, lo más importante, unas ganas y una energía encima el escenario abrumadoras.

El chico del pelo azul que dije antes resultó que es el nuevo cantante, Icko por lo que he averiguado. También su hermano Ramón es nuevo en la banda, comparando con las fotos del disco que les compré «Ordalía» al acabar el show. Los dos miembros restantes, Adrián Moa a la batería (menuda máquina a los parches) y Dany Soengas a la guitarra conforman el line-up actual de la banda. Nos anunciaron que estaban inmersos en su nuevo disco y nos dieron dos adelantos en forma de canciones: «Antergos ritos», su primer tema en su gallego natal y «Paraíso perdido».

Un conciertazo en toda regla en el cual repasaron sus tres discos, nos adelantaron dos temas de su futura obra y consiguieron meterse a más de uno en el bolsillo, como fue mi caso. Tuve la fortuna de poder hablar con ellos después del show, hacerme fotos, comprarles música y emplazarles a verlos de nuevo si es posible, por Barcelona (sí Adrián, soy el pesado que te decía que se perdía contando tus compases porque soy batería novato, jajaja).

Banda que desde aquí os recomiendo desde ya porque atesoran calidad, garra y contundencia y les auguro un gran futuro, y encima son grandes personas.

Set list:

Somos lo que somos
Caminante
Antergos ritos
Frágiles
Alma errante
Nueva pangea
Paraíso perdido
Penitencia
Herederos de la fe
Servet

Y tras este gran descubrimiento, y de nuevo cervecita para hidratar y recuperar energías, llegó el momento tan ansiado por mí, desde que los descubriera con «Nocturnes and réquiems» su primera obra.

Sin preámbulos, ni intros ni nada, saltaron a escena los cinco músicos y comenzaron a tocar su primer tema en España. «They will let you down», la apertura de su «Sounds of the forgotten» sirvió para abrir y provocar que lagrimas corrieran por mis mejillas al ver que el sueño se cumplía. La banda en un estado de forma pletórico, un Joseph modulando su voz como le apetecía, alcanzando agudos increíbles, un Jake increíblemente veloz con sus riffs y solos, un Anthony absolutamente perfecto en el bajo, Chris a la batería simplemente de 10, sin fallar ni un solo golpe y Gerry haciendo un tres en uno, teclados, guitarras rítmicas y coros. La banda absolutamente perfecta comenzando lo que prometía y acabo siendo una noche espectacular.

Continuó el concierto con un pequeño accidente que nos comentó Joseph, que dijo que una cerveza se esparció por el escenario, lo cual era una señal de una gran noche, y acto seguido «Momento of silence» comenzó a sonar. A estas alturas yo ya estaba en éxtasis total viendo a la banda y entregándome a ellos en cuerpo y alma, al igual que ellos estaban demostrando entregarse y al público sin reservarse nada.

A estas alturas ya no se movió el aforo, ni hacia arriba ni hacia abajo, así que las alrededor de 50-60 personas que calculo que había en la sala (recordemos que el aforo máximo es de 300 por ley) disfrutamos de la entrega de la banda. Aunque he de reconocer que para la banda tuvo que ser muy extraño el tocar delante de tan escaso público, sobre todo, después de venir de México, donde tocaron delante de muchas más personas.

Momento para la brutalidad con «Insidious» de su último disco, donde sobre todo Jake en los solos hace que su Jackson desprenda humo a causa de la velocidad en la ejecución. No daba tiempo a seguir los dedos con la vista.

Después «Ode to despair», para rebajar un poco las pulsaciones. «Portrait» dio la sensación de que les costaba entrar en la canción, quizás por la complejidad de la misma, pero sólo por unos segundos pues luego el tema sonó brutal aunque, si mi memoria no me falla, no lo tocaron entero.

«Ceremony of fire», «Shadows» y «Tempest» fue una tripleta mágica que ejecutaron con una maestría soberbia.

Y llegó un momento que yo ansiaba especialmente y en el cual, sin saberlo, anuncie la canción a grito pelado antes que la banda e incluso Joseph me «acusó» de haber leído el setlist, cosa que no era correcta. Pues tocaron «Where do i begin» de su último disco, canción que me vuelve loco, que es mi preferida del disco y que había reclamado que la tocaran con anterioridad. Aparte de esa casualidad, la canción sonó apoteósica y yo lloré como un niño pequeño, sin más.

Vuelta a la agresividad con «The other side of fear» que sonó atronadora, y que acompañaron con un retorno al origen con «Nobody sleeps here» que nos destrozó literalmente.

Y el final épico que todo concierto que se precie debe tener, «Vintage» de «A prelude to sorrow» que fue incluso más épica que en disco con toda la banda desatada y con un Joseph que después de hora y media de concierto, siguió demostrando su capacidad para alcanzar agudos imposibles.

Y así finalizó el concierto, con el poco publico asistente entregado y la banda agradeciendo a la gente el haber ido. Después la propia banda bajó de nuevo al puesto de merch y estuvieron firmando posters, haciéndose fotos con todo el que quiso hacérselas, hablando con los asistentes, etc… un fin de fiesta perfecto.

Mención especial a los técnicos de sonido y de iluminación, porque hicieron sonar y ver a las dos bandas de forma espectacular. Sonido nítido y potente, pero sin llegar a ser excesivo ni molesto, y los juegos de luces tanto con Atreides como con Witherfall fueron perfectos. Otro punto a favor de esta sala. Y gracias infinitas a ITP promotions, primero por traer a la banda y otras que vendrán en breve como Evergrey en noviembre (este si lo veré en Barcelona) y por el trato a la gente, llegando incluso a regalarnos entradas de las antiguas de taco, ya que todos íbamos con las típicas actuales imprimidas. Un detallazo enorme que habla del buen trato de la promotora para con sus «consumidores» que somos los que pagamos las entradas.

Más que merecido el esfuerzo que se hizo para viajar a Madrid desde Barcelona, Javi desde Tenerife y Pepe desde Granada, el lote de km que hicimos para poder decir que estuvimos en el primer concierto de Witherfall en España.

Y con una sonrisa que nos durará muchos días todavía, volvimos al hostal, después de esta gloriosa noche.