Épica noche la vivida el pasado viernes 23 de julio en el Estadio Cívitas Metropolitano de Madrid. Los alemanes no defraudaron en su única visita a nuestro país.
En esta ocasión la banda venía envuelta en un halo de polémica por temas extra musicales en los que no quiero entrar, pero sí que creo que a Till le están pasando factura en el aspecto anímico, ya que en esta ocasión lo noté algo más apagado y menos participativo que en giras anteriores, aunque no dejó de cumplir con nota en sus funciones de frontman.
Pero vayamos por partes.
Un día antes del evento la plataforma de venta de entradas me envía un correo indicado que el proceso de entrada al recinto sería tedioso, debido a que las entradas son nominales y hay que comprobar la identidad del propietario de dichas entradas. Recordemos que esto fue un requisito de la propia banda en el momento de la venta de las localidades, y que fue bastante aplaudido en su momento. Así que alrededor de un par de horas antes de la hora de inicio programada (21:00 h) nos dirigimos al estadio Cívitas Metropolitano. En mi caso, el grupo de amigos que acudimos teníamos entradas de Feuer Zone, o también llamado Golden Circle en otros eventos. Tengo que decir que la entrada fue bastante fluida y sin percances, al menos en la puerta por la que entré yo.
Era la primera vez que visitaba el estadio del Atlético de Madrid, y ciertamente me sorprendió gratamente en cuando a acceso, amplitud, aseos, etc. También destacar que la zona Feuer Zone merece mucho la pena a pesar del elevado precio, ya que en todo momento se puede disfrutar de un acceso sin agobios al baño, barras, etc, aparte de por supuesto la privilegiada situación cerca del escenario. Mención especial también, aún sin ser ninguna sorpresa, a los desorbitados precios de la bebida en el interior del recinto. Ya sabéis de lo que hablo, ninguna novedad.
El concierto empezó con bastante retraso. Sobre las 21:30 h comenzaron los teloneros Abélard, un dúo de francesas que tocaron versiones a piano de los propios Rammstein, y que sinceramente pasaron sin pena ni gloria. De hecho por momento parecía que habían puesto música de ambiente en el estadio para amenizar la espera. Creo que dada la embergadura de una banda como Rammstein, un telonero de más calado habría sido mucho más adecuado.
Tras esto, sobre las 22:20 h, llegó el momento esperado por todos los allí presentes. Tras una pieza de música clásica de Handel, desde lo alto de la inmensa torre central del escenario empezó a descender una plataforma con Till Lindemann sobre ella, y la banda emergió al fondo para iniciar el concierto con «Rammlied», tema rescatado de la discografía de Rammstein para esta gira, y único representante en el setlist del álbum «Liebe ist für alle da». Comentar que el setlist estuvo bastante repartido entre la discografía de Rammstein, quitando el «Rosenrot» que no ha tenido representación, con cuatro canciones de cada álbum, salvo el ya mencionado «Liebe ist für alle da» con una canción y «Herzeleid» y «Reise Reise» con dos temas cada uno.
El segundo tema fue «Link 2-3-4» que terminó de levantar al estadio con su ritmo militar. «Bestrafe Mich», donde aprovecho para hacer mención especial al teclista Christian Lorenz, para mí fundamental en el sonido de esta banda y todo un espectáculo en si mismo en directo, con su ya mítica cinta de andar con la que recorre kilómetros en cada concierto. «Giftig», primer representante de su último trabajo, otro gran representante de la importancia de los sintetizadores de Christian.
A continuación otro gran tema de su álbum «Sehnsucht», la canción homónima, un clásico ya en sus giras y uno de los mayores exponentes del metal electrónico – industrial característico de la banda. Tras ella, «Mein Herz Brennt» puso el nivel de épica por las nubes gracias también al impresionante espectáculo de luces y fuego que la acompañaban.
Till apareció a continuación con un carrito gigante de bebé que todos sabíamos que iba a terminar mal para acompañar al tema»Puppe». Impactante ver sobre el final de la canción el carrito en llamas.
Aprovecha la banda el comienzo de «Angst» para involucrar al público con esa intro basada en palmas que alargaron de forma inteligente para meterse al público en el bolsillo (si es que no lo tenían ya). Tras esto, otro tema de su último álbum, en este caso la gran «Zeit», que emociona en directo tanto o más que en versión grabada, y que es una de la grandes canciones del presente de la banda.
El gran Richard Z. Kruspe se pone la gorra de DJ para amenizar al público con un remix electrónico de «Deutchsland», que sirve básicamente para que el resto de la banda descanse y también para que el público reciba con más ganas la versión original de la canción, brutal el sonido de las guitarras en esta canción y el juego de luces que la acompaña. Enlazan con otro tema del mismo álbum, «Radio», cuyo estribillo coreable y su melodía hacen las delicias del público.
A continuación uno de los «teatrillos» que se ha convertido ya en un clásico de la banda en directo, «Mein Teil», en el que podemos ver a Till intentando quemar a Christian aumentando en cada intento la contundencia del arma empleada.
Llega uno de los clímax del concierto con «Du Hast», canción escuchada hasta el hastío pero que tiene ese algo de las grandes canciones que hace que el público entre en extásis con esa mezcla de electrónica, contundencia, luces y fuego. Perfecta comunión entre público y banda, como siempre, con este tema. Y enlazan con la que, para mí, fue la mejor canción del concierto, «Sonne». Tengo que reconocer que en los estribillos entré en un estado hipnótico con esa alternancia de fuego entre el escenario y las torres de la parte posterior, creo que jamás he visto ese despliegue de recursos escénicos al servicio de una canción, de una grandísima canción por otra parte. Grandioso, imposible de describir con palabras. Este es el momento en el que entiendes que no se puede comparar ver un vídeo de Rammstein en Youtube con la subida de temperatura que sientes en tu piel cada vez que aparecen las gigantescas llamas acompañando al estribillo. Ahora entiendes por qué te gastaste ese pastizal en la entrada.
Tras estas dos canciones se produce la primera despedida de Rammstein del escenario.
Después de un descanso, la banda vuelve al escenario secundario, donde Till aprovecha para felicitar a su compañero Richard Z. Kruspe por su cumpleaños y realizar un brindis en su honor. A continuación tocan, junto con sus teloneras Abélard una versión a piano de «Engel». Curiosa versión, pero me quedo sin duda con la versión guitarrera y las perfomances que hacían en giras anteriores con Till colgado mediante cadenas con esas alas de ángel que escupían fuego. Tras esto, la banda realiza su ya típico número de montarse en una zodiac para que el público la transporte al escenario principal.
A continuación «Ausländer», que sonó muy contundente, es uno de esos temas que mejora en directo.
El concierto encara ya su recta final, empezando con uno de sus grandes clásicos, «Du Riechst So Gut», incluyendo la performance de Till con ese ya mítico arco. El público enloquece en el estribillo, esta canción, de su primer álbum «Herzeleid», ha envejecido realmente bien.
Y seguidamente la banda interpreta su gran balada, «Ohne Dich». Canción que he de decir que es otra de mis favoritas de toda la discografía de Rammstein, y que me pone la piel de gallina escucharla en directo.
Segunda y última salida del escenario de Rammstein para volver en su último bis, que inicia con la intro de otro de sus grandes clásicos, la canción que lleva el nombre de la banda, «Rammstein». El fuego más protagonista que nunca, y la ya clásica mochila en la espalda de Till, que lanza llamaradas en todas direcciones.
A continuación otro tema del «Mutter», «Ich Will», tema que había empezado a perder presencia en las últimas giras y rescatado en esta de 2023. Una canción soberbia que gana mucho en directo con ese estribillo tan grandilocuente, un acierto volver a introducirlo.
Y llega el final, con una canción que parece ideada precisamente para este momento, «Adieu», bajo mi punto de vista la mejor composición de su último trabajo y que en directo transmite todo el epicismo y melancolía que requiere un final de concierto.
Más de dos horas de concierto que se pasan en un suspiro, y cierto aire de despedida que ojalá sólo sea una sensación. Pocas, poquísimas bandas, en este momento diría que ninguna, pueden llegar a este nivel de espectáculo audiovisual. Creo que es uno de esos conciertos que hay que ver al menos una vez en la vida, te guste más o menos la discografía de la banda. Rammstein es un grupo al que ciertos sectores critican que basan su éxito precisamente en la explotación visual de su música. Evidentemente esto es un punto muy importante en su éxito, pero, en mi humilde opinión, no habrían podido estar donde están sin una discografía sólida con una gran calidad musical, y con pocos altibajos. Ojalá tengamos Rammstein para mucho tiempo.
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