Han pasado ya casi 24 horas y todavía me cuesta asimilar lo vivido ayer en Barcelona.
Dry River, la banda que rompió mis moldes y esquemas el año pasado, colándose directamente a mi top 1 anual, la banda que me provocó escribir reseña sobre su último disco «Cuarto creciente» a la par que les compraba sus discos, la banda nacional e internacional que más me ha tocado el corazón en los últimos años, tuvo a bien, anoche, darnos una lección magistral de música.
Porque si porque muchas veces nos centramos en los montajes escénicos y olvidamos la base y la esencia de esto de los conciertos, que es ni más ni menos que la de los músicos, sin más adminículos que sus instrumentos tocando y haciendo disfrutar a su público. Y eso propuso Dry River, ellos, sus instrumentos, juego de luces y listo, ni telones ni artificios.
El resumen casi perfecto me lo hizo Miquel (teclista) al acabar el concierto y estar con la banda para que nos firmaran e hiciéramos fotos con ellos: «El ver desde el escenario como la gente disfruta, se ríe y lo pasa bien es lo mejor que nos llevamos».
Y yo, a eso añadiría: Lo que nos ha hecho sentir Dry River, es impagable. Era mi primera vez, y no la última, lo juro. Estuve en una nube, me hicieron sentir tanto en tan corto espacio de tiempo que todavía ahora, trato de digerir lo sucedido, sin encontrar calificativo, que no sea peyorativo y vulgar para intentar describir lo de ayer.
Decir que la banda venía sin más acompañamiento que su entorno y los fans que nos pudiéramos congregar esa noche en bóveda. Teniendo en cuenta la oferta de conciertos ese mismo día en Barcelona y cercanías, el aspecto de la sala a las 20:00 horas que abrieron puertas era bastante bueno, aunque yo pensé que llenarían más.
Visita obligada al punto de merchan, y cervecita para amenizar la espera y calmar los nervios, y como no podía ser de otra manera, encontrarme con amistades con las cuales departir sobre lo que podíamos ver.
Uno de los «culpables» de que me haya enamorado de estos castellonenses, estaba presente en la sala. De hecho, pasamos casi todo el concierto juntos, y al igual que yo, pero por otros motivos, era su primera vez con Dry River en directo y la verdad es que éramos casi incapaces de mediar palabra ante tal espectáculo.
Desde aquí también agradecer a la banda su comportamiento tanto antes como después del concierto. Son unos fenómenos tanto encima de un escenario como fuera de él. Me facilitaron el setlist para esta crónica, siempre con una palabra amable y recién terminado el concierto, se quedaron en la puerta de la sala para fotos, firmas, charlas, entrevistas y demás, todo ello con una sonrisa y una complicidad con todos los presentes, admirable 100%.
Y en cuanto al concierto, propiamente dicho, pues sin recordar exactamente la hora, y sin más decoración que los instrumentos, subió al escenario Fanfi (conductor, cocinero y no se cuántas cosas más, explico ángel posteriormente), nos hizo una introducción a la vieja usanza, hablando con preciosas palabras sobre lo que iba a acontecer a continuación. Tras el «speech» comenzaron los primeros acordes de «Culpable», y tanto la gente de la sala como yo, entramos en una especie de trance, en una comunión absolutamente cómplice entre la banda y el público. Si en disco ese tema es uno de los más emocionantes, imaginaros verlo en directo. Soberbio, sería decir poco.
Con un sonido perfecto, con una banda entregada y sonriente, y con un Ángel que no paró un segundo de bailar, acabaron «Culpable» y sin concesión alguna, desgranaron «Segundo intento» y bueno, aquí ya veo que esto no va a ser un sencillo concierto. Va a ser una experiencia extrasensorial, algo que traspasa los límites de los sentidos. Toda la banda sobrepasó la perfección, y a eso, le añadimos la complicidad con los allí presentes, lo vivido fue algo difícil de explicar con palabras.
Después de «Segundo Intento», le tocó el turno a «Camino», de su disco «2038» y el éxtasis es total. Puños en alto, publico coreando las letras, y lo más emocionante, el ver como los músicos disfrutaban y sonreían sin parar, admirados por la entrega que les devolvíamos desde el público.
Tras acabar «Camino», Ángel medio se disculpó, por salir tan a «saco» y no decirnos casi ni hola. Muy comunicativo toda la noche, nos comentó que era la cuarta vez en Barcelona y que como cualquier buena banda, nos tocarían su último disco al completo que para eso lo habían grabado, para algarabía del publico allí congregado.
Acto seguido «La serpiente» comenzó a sonar, y Fanfi volvió al escenario, disfrazado de monje con una «Biblia» en la mano que a mitad del tema abrió y «quemó» con unas pequeñas llamas. Tema que les quedó sublime y que con la sencilla performance le dieron el toque teatral idóneo a la lírica de la canción.
Después de esto, desgranaron «Si estas tú», tema con el cual, un servidor, derramó las primeras lágrimas de la noche. Sí, lloré, y no me escondo, pues no sería la única vez esa noche. Sin más, una letra emocionante, un tema intimista y preciosista, y que aquí el que suscribe, cada vez que lo escucha derrama lagrimas por sus mejillas.
Acto seguido, paso a dos temazos de su disco «2038», «Fundido a negro» y «Perder el norte». En «fundido», haciendo referencia a su letra que habla de cómo estamos matando nuestro planeta, Fanfi volvió a aparecer sobre las tablas con un traje anti-radiación y mascara de gas, volviendo a poner la nota diferencial. Y enlazando con «Fundido», tocaron «Perder el norte» y la fiesta fue redonda. Todos entregados, tanto músicos con el público como al revés. Conexión 100%.
En este punto, yo ya empecé a poner en duda si estos músicos son reales o extraterrestres. Hacen que la complejidad sea sencilla, no fallan una nota, destilan maestría y buen rollo a partes iguales, cantan como los ángeles, hacen que los coros suenen mejor que en disco y Ángel demuestra que es de los mejores frontmans que yo haya visto, canta como y cuando quiere, llega a donde le place sin despeinarse y encima baila y baila como si le fuera la vida en ello. Menos mal que al final comprobé que eran humanos todos.., jeje.
«La Libertad» fue la continuación del concierto y la «preparación» para otro de los momentos más emotivos del concierto. Un canto a la vida y a vivirla como deseemos, preludio a «Calles inundadas», tema basado en la pandemia del Covid, en cómo sufrimos toda aquella locura y que provocó que yo volviera a llorar, recordando al son del tema, todo lo vivido durante aquellos meses. La ovación al acabar el tema fue atronadora. Todavía se me eriza el vello al recordar las sensaciones vividas ayer con este tema.
Y llegó el momento más álgido para mí. La canción que me descubrió a la banda y el motivo por el cual me he tirado sin red al mundo Dry river. «Capitán Veneno», canción dedicada a Juan Carlos Aragón Becerra (Capitán Veneno) uno de los mejores autores de chirigotas del carnaval de Cádiz. Yo con este tema no tengo filtro, y solo recuerdo cantarlo a pleno pulmón como si me fuera la vida en ello. Y punto. Luego al finalizar el tema, Ángel nos hizo la recomendación de que aún no siendo ni rock ni metal, escucháramos las letras del capitán y que hiciéramos honor al arte.
Acto seguido «Funeral», donde de nuevo Fanfi salió disfrazado de «enterrador» tomando medidas a los músicos y donde alargaron el tema para aprovechar y presentar a los músicos e instándonos a darles «cariño» cantándoles a cada uno «eres el mejor, no eres el peor».
Después de todo esto, Ángel nos anunció lo que iba a pasar a continuación, que iba a ser el último tema, pero que como todo el mundo sabe, no era el último, que era el paripé que hacen todas las bandas, para depurar detalles en el backstage, mientras el público puede ir al baño o a por cerveza mientras corea el mítico «otra otra». Y cachondeos aparte, tocaron «Despedida» con los «nananana» resonando por los cimientos de Boveda.
Descansito de cinco minutos y vuelta a la carga. Ángel anuncia que ahora si son las tres últimas canciones, y la que iban a tocar a continuación la dedicaban a Issac presidente del club de fans que cumplía años y a otra persona, Pedro creo que dijo, que debería estar allí con nosotros y no estaba….
«Me va a faltar el aire», me destrozó el alma, me hizo llorar como nunca en un concierto, de hecho estoy con lágrimas en los ojos mientras escribo, escucho el tema de nuevo y recuerdo lo acontecido ayer. Una joya atemporal de la música y que al contrario de lo que reza el estribillo, no quiero que pare nunca. Amo esta canción.
Después de esto el clímax que se respiraba en la sala era brutal.
Las dos últimas canciones, «Irresistible» y «Traspasa mi piel», no las conocía así que el impacto fue brutal. «Irresistible» con los bailes de Fanfi (que me dijeron que eran típicos) fue una risa constante y «Traspasa mi piel», fue el broche perfecto a una noche apoteósica.
Casi dos horas de concierto, y la banda se baja y se paran a hacerse fotos con nosotros, se dedican a hablar con los que nos quedamos allí, a firmar e incluso a conceder entrevistas express, todo ello con una sonrisa en la boca y con un buen rollo envidiable. Incluso desvelando alguna sorpresa que todavía servidor no puede decir.
Músicos excelentes y mejores personas. Sencillamente la excelencia convertida en personas.
Uno de los mejores grupos del panorama nacional, que prometo, como les dije a ellos, que veré cuantas veces me sea posible y sin dudar uno de los mejores conciertos de mi vida y eso que he vivido ya una buena cantidad.
Qué burrada de crónica, trasmite un barbaridad. Muy bien escrito, enhorabuena
muchas gracias!!!