En el lejano y tórrido desierto de Mojave, entre áridas dunas, montañas pedregosas y serpientes de cascabel como basiliscos, se enclava la ciudad de Las Vegas, que ostenta, entre otros menos divertidos, los títulos honoríficos de capital del juego y ciudad del pecado. Esta población, modesta hasta mitad del siglo pasado, fue la que captó la atención del hampón Bugsy Siegel para desplazar los negocios familiares hacia el oeste americano, camino de Los Ángeles, con la intención de fundar el mítico casino Flamingo y convertir la ludopatía en un incensante río de dinero hacia Chicago y Nueva York. No obstante, Bugsy no pudo ver cómo crecía su retoño urbanístico, puesto que, poco después de su inauguración, perdía la vida en un ajuste de cuentas, bajo falsas acusaciones de distraer el dinero de sus inversores en beneficio propio. Ironías del destino, poco después de su muerte, los patronos tuvieron que reconocer el carácter visionario del controvertido Bugsy, que resultó ser un lince para las matemáticas financieras, y, gracias a su buen ojo, había multiplicado los ingresos de la familia a través del casino.
No obstante, a estas alturas, y para evitar malos entendidos, debo aclarar que el título de este artículo no hace referencia a los míticos miembros de la mafia italoamericana de los años cuarenta, ni tampoco a una película de Tom Cruise medianamente entretenida en la que lo peor es la actuación del experimentado cienciólogo. Los asesinos de los que voy a hablar conforman un grupo de música yankee, The Killers, originario de la ciudad que vio morir a Bugsy, porque, en el ciclo vital, tras la muerte sigue la vida y, al igual que la propia urbe fue capaz de florecer en medio del desierto, este grupo de músicos ha conseguido la inspiración suficiente en medio de tanto vicio y pecado para lanzarse a un imparable estrellato. Y es que lo que pasa en Las Vegas no tiene necesariamente que quedarse en Las Vegas…
Las Vegas convierte a las mujeres en hombres y a los hombres en idiotas
Benjamin «Bugsy» Siegel (1906-1947)
La banda está liderada por Brandon Flowers, que se maneja con tanta soltura en directo que cuando la RAE recoja la palabra “frontman” (si jonrón ha colado, todo se andará) habrá que reunir firmas para que, junto con la definición, se adjunte su foto en plena acción. Además de su característica voz y su personalidad arrolladora, el cantante tiene otros talentos que se ocultan bajo su dominio de los escenarios, como tecladista e incluso bajista, amén de un gusto exquisito en cuanto a estética se refiere, a la que suele incorporar los chalecos de traje y sutiles bigotes y barbas (a quién me recordará). Junto con él, Dave Keuning, al mando de las seis cuerdas, fue el otro miembro fundador del grupo en la ciudad del pecado. Posteriormente se subieron a bordo el batería Ronnie Vannucci Jr. y el bajista Mark Stoermer. No obstante, sólo hay que verlos en directo para comprobar el onmipresente liderzago de su frontman, que emerge en las actuaciones como un gigantesco ídolo bajo cuya sombra se cobijan los demás componentes.
Como le sucede a la mayoría de los grupos que triunfan, sus comienzos fueron azarosos, con movidas del tipo entrada y salida de miembros hasta configurar la formación definitiva a finales de 2002, ensayos en garajes, despidos de representantes, rechazo constante de maquetas, y demás incidencias que rodean a las grandes bandas, hasta que al final consiguen firmar su primer trabajo, denominado “Hot Fuss”, el 7 de junio de 2004. Entremedias, y comoquiera que recibían la acusación de “británicos” en su estilo, decidieron trasladarse a Londres, donde su música fue bien acogida y las críticas del otro lado del Atlántico se convirtieron en halagos en el nuestro. A partir de ahí, durante ese mismo verano se produjo la invasión europea y, posteriormente, su ascenso a las listas de éxitos de Australia y de USA, donde por fin fueron acogidos como los hijos pródigos de vuelta a casa. La onda expansiva de la rockera “Somebody told me” y de la tristona “Smile like you mean it” alcanzaba las costas de los dos hemisferios. Con la apasionada “Mr. Brightside” empezaban a brillar definitivamente.
Dreams aren´t what they used to be/ Some things sat by so carelessly
Smile like you mean it (Hot Fuss, 2004)
Sin embargo, aquello era sólo el aperitivo de lo que sucedería un año más tarde, cuando, tras su actuación en julio de 2005 en el festival contra el hambre Live 8 de Londres, el estribillo de su tema ”All These Things That I’ve Done”, la frase “I´ve got soul but I am not a soldier”, trascendió de la canción y del propio grupo y se popularizó mundialmente hasta el punto de ser homenajeada por artistas de la talla de Robbie Williams, Coldplay y U2, e, incluso, también sirvió para crear la atmósfera épica de un spot publicitario de Nike. Así fue que, como en tantas otras ocasiones un espectacular anuncio servía de impulso a una banda que por entonces, verano de 2008, ya había publicado su segunda obra, “Sam´s Town”, y estaba a punto de sacar a la luz la tercera. El comercial en cuestión ofrecía las imágenes de diferentes escenas de estrellas del deporte, entre las que se aparecían algunas leyendas y otros deportistas contemporáneos de aquel momento (alguno como Cristiano y King LeBron, han pasado en este tiempo de un status al otro), que alternaban momentos de sufrimiento y derrota, con otros de éxtasis y victoria, entremezcladas con algunos hitos de la humanidad. De fondo se escuchaba una guitarra muteada y la voz de Brandon Flowers repitiendo el mencionado “I´ve got soul but I am not a soldier” como una letanía. Los Killers estaban ya en todos los hogares, en espera de su explosión definitiva con su siguiente trabajo.
Como decía, previamente habían firmado “Sam´s Town”, un trabajo en el que, como respuesta a las acusaciones de británicos, reivindicaban sus raíces americanas, con unos temas como “When you were Young”, “Bling (confession of a King)” o “This river is wild” que nos transportan a los polvorientos caminos de su desierto natal cabalgando hacia la puesta de sol a lomos de un apalusa manchado, acompañados por el tintineo de unas espuelas. Personalmente, es el trabajo que más me gusta y que considero más redondo de la discografía de la banda por el sentimiento y la nostalgia que rezuman sus acordes.
The stars are blazing like rebel diamonds cut out of the sun/ When you read my mind
Read My Mind (Sam´s Town, 2006)
Tras este álbum más íntimo, su siguiente apuesta, a finales de 2008, sería “Day & Age”, mucho más sobrecargado y pretencioso, que carece de la identidad del anterior, al tratar temas universales como la humanidad misma en “Human”, o la vida extraterrestre en “Spaceman”, con un tono menos grave que en su anterior obra, que deja atrás los desgarros musicales, vitales y emocionales del “Sam´s Town”. Por ese mismo motivo, al hacer una música más comercial y accesible trascendió la fanaticada original del grupo, ampliándola exponencialmente.
And I’m on my knees looking for the answer/ Are we human? Or are we dancer?
Human (Day & Age , 2008)
Llegados a este punto, los componentes del grupo deciden que ha llegado el momento de pulsar el botón de “pause” en la producción de los Killers y aparcar el grupo durante un tiempo, circunstancia que aprovecharán para lanzar trabajos en solitario o incorporarse a otros proyectos. Entre los mismos destaca el “Flamingo” de Brandon Flowers, que homenajea en su título al emblemático casino de Bugsy Siegel y que nos dejó dos sencillos memorables, en uno de los cuales, “Crossfire” podemos disfrutar de una espectacular interpretación de Charlize Theron, como una especie de Lara Croft que debe rescatar al desvalido Brandon de sus captores. El otro fue “Only the Young”, una canción melancólica, en la que la puesta en escena es una actuación estilo Sinatra, mucho más minimalista.
Comoquiera que el disco resultó un éxito, en el que incluso colaboraron otros componentes del grupo, la productora vio el riesgo de una ruptura de los Killers, por lo que les puso las pilas rápidamente a sus músicos para que lanzaran un nuevo álbum que apartara al cantante de una eventual carrera en solitario. Se trató de Battle Born, nombrado como sus propios estudios, en homenaje a la leyenda de la bandera de su Nevada natal, “nacido en medio de la batalla”, que, a su vez, hace referencia a la incorporación de dicho Estado a la Unión, que tuvo lugar durante la Guerra Civil americana. En cierto modo el disco supone un nostálgico retorno a la intimidad del “Sam´s Town”, que prescinde de la grandilocuencia temática del “Day & Age”, aunque no necesariamente de sus efectos ni de su producción. Ya lo dice la letra de “The Way it was”, en esta ocasión el viaje a través del desierto se realiza en coche, por una amplia carretera, no a lomos de un caballo, entre veredas sin asfaltar. Con todo el viaje es irregular, puesto que son constantes las paradas para recordar el amor perdido, lo que hacen de ésta una obra más lánguida que su segundo álbum. Una muestra es el vídeo de “Here with me”, rodado por un tenebroso Tim Burton que capta perfectamente la esencia del amor apagado, con una paleta de colores fríos y pálidos, casi muertos, como sus protagonistas.
Let’s take a chance baby we can’t lose/ And we’re all just runaways
Runaways (Battle Born, 2012)
Tras otra pausa, durante la cual estuvieron con distintas giras y recopilarios y al señor Flowers le dio tiempo de publicar otro trabajo, “The desired effect”, aunque en esta ocasión sin nubes de tormenta acechando en el horizonte del grupo, en 2017 lanzaron “Wonderful, wonderful”, un disco más rockero, en el que escuchamos a unos Killers más agresivos y dinámicos, que cantan sobre la vida y lo que significa madurar como persona, algo menos lírico que sus trabajos anteriores pero más apegado al desempeño diario, de vuelta ya de los amoríos imposibles y de la nostalgia de lo que pudo ser y no fue. En esta ocasión el vehículo al que nos suben los Killers es un todocamino familiar de varias plazas, con suficiente espacio para llevar cómodamente a los niños y sus artefactos, y, por supuesto, conectado a Spotify para escuchar “The man” y “Run for cover”. Las preocupaciones que manifiesta este trabajo son más cotidianas y de un contenido más social. Incluso ya puestos a arremangarse, ¿qué mejor que hacer partícipe de su obra a un héroe de la clase obrera, el artesano de la guitarra Mark Knopfler, acostumbrado a contar historias de trabajo y sudor? El artista escocés aporta su particular toque con la seis cuerdas a la canción “Have all the songs been written?”.
And don’t look back, just run for cover
Run for cover (Wonderful, wonderful, 2017)
Llegados a este revuelto 2020, los Killers lanzan su último trabajo, recién salido del horno, el poderoso y apabullante “Imploding the mirage”, que visita lugares comunes de la obra del grupo, como el amor perdido, ya sin el guitarrista Dave Keuning, pero con colaboraciones de la categoría de Lindsey Buckingham de Fleetwood Mac, que guitarrea en “Caution”. En esta ocasión nuestra visita al desierto resulta experimental y onírica, a través de vericuetos que coquetean con la psicodelia de salón de nuestro tiempo. Es de esta manera como asistimos al espectáculo que conforman el estallido de espejismos referido en el título del álbum, que se manifiesta a través de unos sonidos más eléctricos y electrizantes, producto de la utilización indiscriminada de sintentizadores que nos deja atónitos. Al fin y al cabo, ¿acaso no es el amor el mayor espejismo que atrae a un ser humano? Los escépticos podéis echar una escucha a “My own soul´s warning” y “Blowback”.
Tonight the winds of change are blowing wild and free
Caution (Imploding the mirage, 2020)
Una vez revisadas este conjunto de alucinaciones musicales me he obligado a revisar la afirmación que hice más arriba, sobre cuál es el disco más redondo de los Killers, puesto que éstas son las únicas líneas añadidas tras la publicación de esta grandilocuente obra.
Por último, después de este somero repaso a la producción de estos monstruos de la música actual, os incluyo su actuación que presencié en el Rock in Rio de Lisboa en 2018, durante una memorable actuación bajo la lluvia, que sirve como sumario de la producción artística del grupo. Que lo disfrutéis.
(Portada) Cortesía de https://www.flickr.com/photos/bensutherland/3306367928
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